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En el campamento de Zif
Los zifeos llegaron a Saúl en Gabaa y dijeron: ¿No está David escondido en la colina de Haquila frente a Jesimón?
Entonces Saúl se levantó, bajó a la región despoblada de Zif y llevó consigo a 3.000 hombres escogidos de Israel para buscar a David en la región despoblada de Zif. Saúl acampó en la colina de Haquila, la cual está junto al camino frente a Jesimón. David estaba en la región despoblada cuando entendió que Saúl salió a perseguirlo en la región despoblada. Envió espías y supo con certeza que Saúl llegó.
David se levantó, fue al sitio donde acampó Saúl y observó el lugar donde dormían Saúl y Abner, hijo de Ner, jefe de su ejército. Saúl estaba tendido dormido en el centro del campamento, y el pueblo acampaba alrededor de él.
Entonces David habló a Ahimelec heteo, y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién baja conmigo al campamento de Saúl?
Y Abisai respondió: Yo bajo contigo.
Así pues, David y Abisai fueron de noche a la gente. Ciertamente Saúl estaba tendido dormido en medio del campamento, con su lanza clavada en tierra a su cabecera. Abner y el pueblo estaban tendidos alrededor de él.
Entonces Abisai dijo a David: ¡ʼElohim entregó hoy a tu enemigo en tu mano! ¡Déjame clavarlo en tierra con su propia lanza de un solo golpe, pues no necesitaré el segundo!
Pero David respondió a Abisai: No lo mates, porque ¿quién extiende su mano contra el ungido de Yavé y queda sin culpa? 10 Y David agregó: ¡Vive Yavé que el mismo Yavé lo matará, le vendrá su día de morir o irá a la batalla y perecerá! 11 Pero ¡que Yavé me libre de extender mi mano contra el ungido de Yavé! Toma ahora la lanza que está a su cabecera y la vasija de agua, y vayámonos de aquí.
12 David tomó la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y salieron. Nadie vio ni se dio cuenta y nadie despertó. Todos dormían, porque un profundo sueño de parte de Yavé cayó sobre ellos.
13 David cruzó al otro lado y se colocó en la cima de la montaña a lo lejos, con una considerable distancia entre ellos. 14 Entonces David gritó al pueblo y a Abner, hijo de Ner: ¿No respondes, Abner?
Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que gritas al rey?
15 Y David contestó a Abner: ¿No eres tú un valiente? ¿Quién comoen Israel? ¿Por qué entonces no protegiste a tu ʼadón el rey? Porque uno del pueblo entró para destruir a tu ʼadón el rey.
16 No está bien lo que hiciste. ¡Vive Yavé, que son dignos de muerte, porque no protegieron a su ʼadón, al ungido de Yavé! ¡Mira ahora dónde está la lanza del rey y la vasija de agua que estaba a su cabecera!
17 Saúl reconoció la voz de David y dijo: ¿No es ésta tu voz, hijo mío David?
Y David respondió: ¡Es mi voz, oh rey, ʼadón mío! 18 Y agregó: ¿Por qué mi ʼadón persigue así a su esclavo? ¿Qué hice? ¿Qué iniquidad hay en mi mano?
19 Ahora pues, escuche mi ʼadón el rey las palabras de su esclavo. Si Yavé te incita contra , que Él acepte una ofrenda. Pero si son los hombres, ¡malditos sean ante Yavé! Pues me desterraron hoy, me privaron de participar en la heredad de Yavé al decir: ¡Vete a servir a otros ʼelohim! 20 No caiga mi sangre a tierra lejos de la presencia de Yavé, porque el rey de Israel salió a perseguir a esta pulga solitaria, como quien persigue una perdiz por las montañas.
21 Entonces Saúl dijo: ¡Pequé! Regresa, hijo mío David, porque ya no te haré ningún mal, puesto que hoy mi vida fue de estima ante ti. Mira, actué neciamente y erré muchísimo.
22 David respondió: Aquí está la lanza del rey. Pase uno de los esclavos y tómela. 23 Yavé retribuya a cada uno su justicia y su lealtad, pues aunque hoy Yavé te entregó en mi mano, no quise extender mi mano contra el ungido de Yavé. 24 Como tu vida fue hoy altamente estimada delante de , así sea mi vida altamente estimada delante de Yavé, y me libre de toda aflicción.
25 Entonces Saúl dijo a David: ¡Bendito seas , hijo mío David! Ciertamente serás poderoso y prevalecerás.
David siguió por su camino y Saúl se volvió a su lugar.