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Salmo de Asaf
Oh ʼElohim, las naciones invadieron tu heredad.
Profanaron tu Santuario
Y redujeron a escombros a Jerusalén.
Dieron los cadáveres de tus esclavos
Como comida a las aves del cielo,
La carne de tus santos a las bestias de la tierra.
Derramaron la sangre de ellos como agua alrededor de Jerusalén,
Y no hay quien los sepulte.
Fuimos afrenta de nuestros vecinos,
Escarnio y burla de los que nos rodean.
 
¿Hasta cuándo, oh Yavé?
¿Estarás airado para siempre?
¿Arderá tu celo como fuego?
Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen
Y sobre los reinos que no invocan tu Nombre,
Porque devoraron a Jacob,
Y desolaron su morada.
 
No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados.
Salgan pronto a encontrarnos tus misericordias,
Porque estamos muy abatidos.
Oh ʼElohim de nuestra salvación, ayúdanos,
Para la gloria de tu Nombre.
Líbranos y perdona nuestros pecados por amor a tu Nombre.
 
10 ¿Por qué deben decir los gentiles:
Dónde está su ʼElohim?
Sea proclamada a los gentiles y ante nuestros ojos
La venganza de la sangre de tus esclavos que fue derramada.
11 Llegue ante Ti el gemido de los cautivos.
Conforme a la grandeza de tu poder
Preserva a los sentenciados a muerte.
 
12 Devuelve en su regazo a nuestros vecinos siete veces
La infamia con la cual te afrentaron, ¡oh ʼAdonay!
13 Así nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu prado,
Te daremos gracias para siempre.
A todas las generaciones contaremos de tu alabanza.