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Bendice, alma mía, a Yavé.
 
¡Oh Yavé, ʼElohim mío, cuánto te has engrandecido!
Estás cubierto de esplendor y majestad.
Te cubres como con un manto de luz.
Extiendes el cielo como una cortina.
 
Él coloca sobre las aguas las vigas de sus altas moradas.
Él convierte las nubes en su carroza.
Él anda sobre las alas del viento.
Él designa los vientos como sus mensajeros,
Y las llamas de fuego, como sus ministros.
 
Él estableció la tierra sobre sus cimientos
Para que no sea sacudida.
Le colocaste como una ropa el abismo.
 
Las aguas estaban sobre las montañas.
A tu reprensión huyeron,
Se precipitaron al estruendo de tu trueno.
Subieron las montañas,
Bajaron los valles al lugar que estableciste para ellos.
Les fijaste un límite que no traspasarán,
De manera que no volverán a cubrir la tierra.
 
10 Él envía manantiales por los valles.
Ellos fluyen entre las montañas.
11 Dan de beber a todas las bestias del campo.
Mitigan su sed los asnos monteses.
 
12 Junto a ellos habitan las aves del cielo.
Elevan voces entre las ramas.
13 Él riega las montañas desde sus altas cámaras.
Con el fruto de las obras de Él está saciada la tierra.
 
14 Él desarrolla el pasto para el ganado,
Y la vegetación para el servicio del hombre
De tal modo que saque alimento de la tierra,
15 Y vino que alegra el corazón del hombre,
El aceite para que brille su semblante
Y el pan que sustenta la vida del hombre.
 
16 Los árboles de Yavé beben su savia,
Los cedros del Líbano que Él plantó,
17 Donde las aves construyen sus nidos,
La cigüeña, cuya casa está en los cipreses,
18 Las altas montañas para las cabras monteses,
Las peñas, madrigueras de los conejos.
 
19 Él hizo la luna para las estaciones.
El sol conoce el punto de su ocaso.
20 Pones la oscuridad y es de noche.
En ella corretean todos los animales del bosque.
 
21 Los leoncillos rugen tras la presa
Y buscan de ʼEL su comida.
22 Al salir el sol se retiran
Y se echan en sus guaridas.
 
23 Sale el hombre a su trabajo,
A su labor hasta el anochecer.
 
24 ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Yavé!
Hiciste todas ellas con sabiduría.
La tierra está llena de tus posesiones.
 
25 Ahí está el grande y ancho mar,
Donde hay enjambre de incontables animales,
Tanto pequeños como grandes.
26 Allí navegan los barcos,
Y el cocodrilo que formaste para que juguetee en él.
 
27 Todos ellos esperan en Ti
Para que les des su comida en su tiempo.
28 Les das, ellos recogen.
Abres tu mano,
Y se sacian con lo bueno.
 
29 Ocultas tu rostro
Y ellos se desmayan.
Les retiras su aliento,
Y ellos expiran y vuelven a su polvo.
30 Envías tu aliento,
Son creados,
Y renuevas la superficie de la tierra.
 
31 ¡Sea la gloria de Yavé para siempre!
¡Que se alegre Yavé en sus obras!
32 Él mira a la tierra,
Y ella tiembla,
Él toca las montañas,
Y ellas humean.
 
33 A Yavé cantaré en mi vida,
Mientras tenga vida cantaré salmos a mi ʼElohim.
34 Sea agradable a Él mi meditación.
Yo me regocijaré en Yavé.
 
35 Sean exterminados de la tierra los pecadores
Y los perversos dejen de ser.
 
¡Bendice, alma mía, a Yavé!
¡Alaben a YA!