Libro segundo de Moisés,
comúnmente llamado
Éxodo
1
1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que vinieron a Egipto (cada hombre y su familia vinieron con Jacob):
2 Rubén, Simeón, Leví y Judá,
3 Isacar, Zabulón y Benjamín,
4 Dan y Neftalí, Gad y Aser.
5 Todas las almas que salieron del cuerpo de Jacob fueron setenta almas, y José ya estaba en Egipto.
6 José murió, al igual que todos sus hermanos y toda aquella generación.
7 Los hijos de Israel fructificaron, se multiplicaron y se hicieron muy poderosos, y la tierra se llenó de ellos.
8 Se levantó un nuevo rey sobre Egipto, que no conocía a José.
9 Dijo a su pueblo: “He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es más y más poderoso que nosotros.
10 Vengan, tratemos con sabiduría con ellos, no sea que se multipliquen, y suceda que cuando estalle alguna guerra, ellos también se unan a nuestros enemigos y luchen contra nosotros, y escapen del país.”
11 Por lo tanto, pusieron sobre ellos a los capataces para que los afligieran con sus cargas. Construyeron ciudades de almacenamiento para el Faraón: Pitón y Ramsés.
12 Pero cuanto más los afligían, más se multiplicaban y más se extendían. Comenzaron a temer a los hijos de Israel.
13 Los egipcios hicieron servir sin piedad a los hijos de Israel,
14 y les amargaron la vida con un duro servicio en la argamasa y en el ladrillo, y en todo tipo de servicio en el campo, todo su servicio, en el que los hicieron servir sin piedad.
15 El rey de Egipto habló con las parteras hebreas, de las cuales una se llamaba Sifra y la otra Fua,
16 y les dijo: “Cuando cumpláis con el deber de partera a las mujeres hebreas y las veáis en el taburete de parto, si es un hijo, lo mataréis; pero si es una hija, vivirá.”
17 Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron lo que el rey de Egipto les ordenaba, sino que salvaron a los niños vivos.
18 El rey de Egipto llamó a las parteras y les dijo: “¿Por qué habéis hecho esto y habéis salvado vivos a los niños?”
19 Las parteras dijeron al faraón: “Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias, pues son vigorosas y dan a luz antes de que la partera llegue a ellas.”
20 Dios trató bien a las parteras, y el pueblo se multiplicó y se hizo muy poderoso.
21 Como las parteras temían a Dios, él les dio familias.
22 El faraón ordenó a todo su pueblo, diciendo: “Echaréis al río a todo hijo que nazca, y a toda hija la salvaréis con vida.”